Sitges 2025 - Parte VII
Bienvenidos a la séptima de las crónicas que vamos a dedicar a la edición número 58 del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges.
'Sisu: Camino a la venganza' - La evidente y oportuna secuela de 'Sisu' de nuevo escrita, producida y dirigida por Jalmari Helander que, al igual que por ejemplo 'Nadie 2', subraya el descaro burlesco y caricaturesco del filme anterior. Aunque a diferencia de aquella, Helander siempre mantiene al menos un pie en la realidad y arma su secuela con un sostén dramático que le sienta muy bien. Una secuela muy sólida, que mantiene el tipo y se disfruta casi tanto como su antecesora; casi, dado que sin el factor sorpresa de su parte no se puede decir que desafíe las expectativas. Esto es, se trata de un eco muy aplicado y eficaz que ofrece más pero no necesariamente mejor, tan sólo lo esperado sin ir más allá de explotar la leyenda de El Inmortal. *******
'Demring' - Apuesto a que como mínimo el 90% de los que conocen al menos su nombre piensan en Ingmar Bergman viendo la nueva película del director de 'Dragonheart 4: Corazón de fuego'. Sobre todo durante su primera mitad, antes de que Patrik Syversen tome una decisión que sospecho Bergman nunca hubiera tomado. Un giro en los acontecimientos que parte el filme en dos mediante una impactante escena mostrada desde tres puntos de vista distintos, si bien la narrativa nunca se rompe y sorpresivamente el nuevo escenario alimenta su propósito dramático de una forma tan extraña como fascinante. La forma con la que Syversen se queda con nosotros transformando una de Bergman en una de Haneke de forma orgánica y natural. *******
'A Grand Mockery' - Su título se podría traducir como "una gran burla". En efecto, esta película de Adam C. Briggs y Sam Dixon protagonizada por el propio Dixon es a efectos prácticos "una gran broma" filmada en super-8. Una gran broma filmada en super-8 cuyos pocos más de 100 minutos de duración se acaban haciendo muy, muy pesados. Pesados, también cansinos e irritantes. La curiosidad inicial no tarda en dar paso a la sensación, manifiesta, de que todo se trata, en efecto, de una broma pesada a mitad de camino del surrealismo experimental y la tomadura de pelo en la que si cualquier cosa es posible, es porque nada tiene sentido, importancia... o gracia. "Dije que la vida era una broma, no que la broma tuviera gracia". **
'La última obra' - Por desgracia ya no sorprende tanto ver a A24 haciendo una película tan justita y normalita, tan corriente y moliente como esta del debutante Mark Anthony Green. Una película que si tuviera que juzgarla por la portada diría que la han dejado en los huesos después de un problemático rodaje. Es al menos la sensación que transmite: la de ser la sombra, los restos, el accidente de una película más interesante. Puede que lo fuera sobre el papel, o puede que nunca fuera nada más que lo que es, un anodino, obvio y superficial cruce sectario entre 'Parpadea dos veces' y 'El menú' que deambula como alma en pena de forma frustrante, incapaz de explotar alguno de sus elementos de alguna manera que les dote de algún valor, relevancia o interés. *****
'Singular' - Hay una cosa que valoro muy positivamente de la segunda película de Alberto Gastesi: que no se haga la sorprendida cuando se confirma el giro que uno asume de inmediato como la base del relato. Es cierto que a partir de ahí, quizá por eso mismo, luego se empeña demasiado en rizar el rizo, algo que no termina de sentarle bien. Y es que como el relato fantástico minimalista y sustentado en muy pocos elementos que es, habría ganado enteros haciéndose fuerte en sus implicaciones dramáticas. Porque está visto que jugar a la sorpresa no es lo suyo; porque Patricia López Arnaiz y Javier Rey se lo podrían haber apañado. Porque no deja de ser un episodio de 'Black Mirror' un tanto estirado y demasiado contemplativo cuya solemne pretenciosidad, más que una elección para ser parece una necesidad para sobrevivir. ******
Continuará...
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex











La película mola. No es además el tipo de cine que se suele hacer habitualmente en España, lo que le da más valor.
La 58ª edición del SITGES - Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya cierra con un total de 130.322 espectadores (en comparación con los 116.909 de 2024 y los 115.695 de 2023), es decir, de todas aquellas personas que han adquirido una entrada, abono o han accedido a salas de cine con acreditación o pase.
En cuanto al total de participantes (aquí sumamos a los participantes en talleres, exposiciones, la Zombie Walk y otras actividades paralelas) asciende a 178.171, en comparación a los 154.844 de 2024 y los 158.461 de 2023.
Una línea ascendiente generalizada que, de nuevo, confirma el excelente estado de salud del cine fantástico, y de su certamen referente a nivel mundial.