La segunda parte. La otra parte.

La primera es una película de terror ambientada a finales de los maravillosos años 80 pero claramente producida en el siglo XXI, y al amparo de un género del que hereda vicios y virtudes por igual. En especial su talante más bien efectista, acomodado y poco desagradable; tan resultón a corto plazo como a la vez algo frustrante, a poco que uno le empiece a buscar los tres pies al gato. Y es que después de algo más de dos horas de metraje, todo parecía quedar reducido a algo tan simple, e ingenuo, como para no tener vuelta de hoja...

En efecto, a grandes rasgos la segunda parte de 'It', la otra parte de 'It' es (o parece) en gran medida más de lo mismo: Una sucesión de sustos más o menos afortunados, caprichosos, aleatorios, gratuitos. Sustos más grandes con niños más grandes, apenas adornados con las pinceladas necesarias para que la doble sesión se desarrolle y complemente con un aceptable grado de credibilidad. Hay (de nuevo) potencial para mucho más, pero no hay ganas para más... ni menos que un intenso y solvente "tren de la bruja" de casi tres horas.

Si 'It' estaba bien, cumplía, molaba y todo eso... 'It Capítulo 2' también está bien. Cumple, mola y todo ese rollo... aunque ya no estemos en los 80 y los chicos hayan crecido, algunos mejor que otros. Pero de igual modo que la primera, esta segunda parte, la otra parte también funciona como película de terror, como filete para el gran público y como réplica de los 'Expediente Warren' de James Wan. No es fácil sostener con tan buen tino un clímax que a ojo dura casi un tercio de la función. O que cuanto menos, lo parece.

No es algo memorable, épico o arrebatador. No es incontestable, nada que asuste, intimide o te haga leer el libro de Stephen King. No es, sin desprecio alguno, más que "otra de terror" enfocada a los sustos antes que al suspense. Algo bastante directo y poco sugerente que supedita el posible drama, la atmósfera y cualquier otra cosa al golpe de efecto y los recurrentes ataques del omnipresente Pennywise, a menudo visualizados de manera un tanto random y que canta, con o sin CGI, a ese efectismo de serie B un tanto rancio...

... y que reducen la película un poco más que ese mismo efectismo CGI. A no ser mucho más que un preciosista y lujoso efecto CGI (más o menos logrado).

Es lo más que al final recordaremos me temo de este díptico (al margen de a Bill Skarsgård como feroz y dentudo payaso asesino): Su dependencia de los efectos CGI para crear momentos y sensaciones; su falta de recursos para ir más allá de su inmaculada factura técnica. Un buen "tren de la bruja" de dos horas y pico en el caso de 'It', de casi tres horas en el caso de 'It Capítulo 2' tras los cuales a uno le queda la misma sensación que al día siguiente de haber ido a un parque de atracciones: Qué bien me lo pase ayer... pero hoy ya es otro día.

Funciona como película de terror, como filete para el gran público y como réplica de los 'Expediente Warren' de James Wan; también, de nuevo a la segunda, dejando de lado nuestras preferencias por el cine de los 80 o los jovenzuelos que quizá dotasen de más encanto y pedrigrí a la primera. Más, esta segunda lo iguala con una firme determinación, cierta (in)madurez y una bacanal de CGI que no desfallece durante sus cerca de tres horas (de impacto gratuito).

O que cuanto menos, lo parece.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

'It' - Parte I: Cuando éramos jóvenes