'Dos' es una de esas películas que parecen forzadas a surgir a partir de otra película. Como si alguien se hubiera metido en una habitación con los DVDs de películas como 'Cube', 'Saw' o 'Buried (Enterrado)' y no le hubiesen dejado salir hasta no tener algo parecido entre manos. No hay nada malo en esto: Lo que sea necesario para no tener que enfrentarse a ese folio en blanco que tan a menudo nos engulle como un agujero negro.

Eso sí, este tipo de películas requieren de algo fundamental para funcionar: Una buena justificación que le den sentido. Y si no la tienes como en 'Saw', mejor ni la des como en 'Cube'. Este es el principal problema de esta película de Mar Targarona, que si no la nombramos igual revienta. La justificación no está a la altura de una idea que extendida a lo largo de poco más de 60 minutos se muestra como un cortometraje muy largo.

Durante esos 60 minutos funciona bastante bien, la verdad. Cómo debe. Todo está bien. Es intrigante. Es incómoda. Pero cuando llega el momento del por qué, se revela como un planteamiento sin historia, caprichoso, y que a pesar de funcionar nos deja con la sensación, maldita y molesta, de tanto para tan poco. O nada. Una suerte de chascarrillo que a diferencia de 'Buried (Enterrado)', nos deja en pelotas en medio de la blanca indiferencia.

También nos deja un poco desamparados 'Live is Life', segunda ocasión en lo que va de año que Albert Espinosa pincha en hueso tras la igualmente fallida 'Los espabilados'. Dirigida por un Dani de la Torre cuesta abajo, se trata de una especie de versión apócrifa de 'Cuenta conmigo' dónde para sorpresa de nadie, nos volvemos a encontrar con los habituales recursos del novelista. Y tanto va el cántaro a la fuente, que al final...

... pasa lo que tiene que pasar, para igualmente, sorpresa de nadie. A Espinosa parece que le ha pasado como a Pixar, que se ha venido demasiado arriba con "lo de ser emotivo" y se ha olvidado que a la emoción no se la arrincona, se le da libertad. "El sueño de una noche de verano" durante la que ocurre todo lo que estaba previsto que ocurriese de forma tan forzada, que todo acaba siendo tan falso como la sonrisa de un político.

Una película incapaz de esconderse tras sí misma, cuyo artificio queda demasiado expuesto y su credibilidad en duda por su propia lógica interna, la cuál, para disimular, pasa por empezar y acabar con el "Live Is Life" de OPUS como descarado salvoconducto. De esas que encima afirman ir a contrarreloj para luego perder continuamente el tiempo por un camino por el que, oh, casualidad, todo el universo está a diez minutos de distancia.

Además, bajo su fachada cándida, inocente y amable esconde y proyecta una doble lectura peligrosa y contraria a lo que se supone que predica. Es lo que tiene ir de bueno y luego parecer tan falso como un programa de Sálvame. Nos quedan al menos cinco chavales mejor dirigidos que en 'Los espabilados', y una esperanza llevadera una vez entendemos que estamos ante una película, y sólo una película si uno no se la toma en serio.

Continuará...

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex