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Día 2: Bajo el sol abrasador.

Vía SEFF por 09 de noviembre de 2025
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Primero de los dos sábados que componen el Festival de Cine Europeo de Sevilla, que amanecía con nubes y cierta brisa fresca, pero con ese sol tan inconfundible de la capital andaluza, uno que probablemente dé paso al gris y lluvioso noviembre que siempre aclimata la estampa del SEFF. La prensa volvía a darse cita en los Cines Odeón Plaza de Armas, nuevo centro neurálgico para la prensa acreditada SEFF, que ya desde el año pasado decidió fraccionar las sedes donde se desarrollaba el festival y ampliar hasta cinco los cines donde se proyectan los títulos del certamen.

A media mañana aparecía en la sala 1 del Odeón una película salida de esa factoría de cine tan disruptivo y arrollador como es el Festival de Locarno. Colocada en la sección Embrujo (también de reciente creación) llegaba la coproducción italo-suiza 'Don't Let the Sun', de la directora natal de Zúrich, Jacqueline Zünd. Una directora tremendamente propositiva e interesante la suiza, con ideas ambiciosas que llevan a la película por momentos a ser hipnótica. Desde su llamativa y postapocalíptica trama (el sol abrasa con temperaturas que rozan los 50º grados, y la vida en la calle queda prácticamente confinada), hasta una mirada reposada y estudiosa con la cámara de silencios y lugares vacíos. Lástima que su ritmo, excesivamente contemplativo, termine generando distancia con el espectador.

Hay en la obra captación y uso de la geometría arquitectónica como influyente canal narrativo, hay una aproximación más disfuncional y hermética a la 'Aftersun' de Charlotte Wells (hasta se parece la pequeña María Pia Pepe a Frankie Corio), hay un manejo interesante del fuera de campo, etc. Pero a pesar de esta ristra de decisiones creativas estimulantes, la película cae presa de lo que más la define' su tipología. Se aletarga demasiado el plano, se sobrecarga la pantalla con una exposición exagerada de una idea, y la cadencia errante (aunque tenga sentido y coherencia por la historia) la termina apuntillando.

Los habituales del SEFF reconocerán a uno de sus protagonistas, el actor georgiano Levan Gelbakhiani, que deslumbró al viejo continente con esa enorme actuación en 'Solo nos queda bailar', por la que ganó premios actorales en el Festival de Sarajevo y en la Seminci de Valladolid, y vio cómo la película se alzaba con el Premio del Público en el SEFF hace ya 6 años. Aquí, mucho más contenido y mesurado que en aquel recital de fuerza y baile, retrata a un actor contratado para acompañar a gente en soledad, que ve cómo se rompen sus esquemas cuando empieza a sentir conexión con una pequeña a la que su madre cede en compañía para tratar de disfrutar de una figura paterna no necesaria pero sí gratificante.

Sin que prácticamente nadie se dé cuenta, el Festival de Cine Europeo de Sevilla ya enfila su tercer día de programación, aún con títulos importante por llegar y con muchas más visitas de rostros y personalidades que iluminan el cine europeo en la actualidad. El nivel mostrado hasta el momento es cercano al notable, y eso que todavía faltan joyas por descubrir y, por qué negarlo, decepciones por llegar. Pero de eso trata la vida festivalera: de la constante inquietud porque el cine someta y por la intriga de saber de qué lado cae la moneda artística. Seguiremos informando.


That's what I say.

Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_


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'Aftersun' - Recuerdos que viven

 

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