70 Seminci - Parte VIII
Bienvenidos a la octava de las crónicas que vamos a dedicar día tras día a la edición número 70 de la Seminci - Semana Internacional de Cine de Valladolid, la tercera que un servidor cubre para El Séptimo Arte.
'Subsuelo' - Vi la última película de Fernando Franco hace unos días, y sigo sin decantarme. Es un poco como lo del vaso medio lleno o medio vacío: Depende del momento, me vengo arriba gracias a sus virtudes o me vengo abajo por culpa de sus carencias. Un complicado pero estimulante balanceo, por cuanto la película en cualquier caso permanece conmigo. Una película de estructura fragmentada a la que le perjudica, quizá sobremanera no tener un final contundente. No ser de hecho una película contundente, sino una incómoda. Sutil, tenue... y no tan sutil ni tenue. Pero si de un mal rollo soterrado y latente que recuerda a Michael Haneke. No se trata de un golpe de efecto que pueda o no sorprender, sino de una cuidada y molesta - por inquietante y morbosa- construcción de la definición de "malicia" a través de la fragilidad de unos vínculos familiares corrompidos por la culpa y el deseo. *******
'Little Trouble Girls' - Una película iniciática sumamente interesante en torno a Lucía, una joven introvertida de dieciséis años que se une al coro femenino de su colegio católico y está afligida por los sentimientos de culpa ante la aparente contradicción entre deseo y espiritualidad. El parentesco con 'Los domingos' es obvio, por más que Urska Djukic expanda de forma comprimida su relato, con un toque nada disimulado de por ejemplo 'Whiplash'. Expandir... para luego comprimir. Djukic quiere abarcar quizá demasiado, y si bien sus refinadas maneras son más que notables y la mirada de Jara Sofija Ostan resulta tremendamente magnética, su desenlace se siente como un jarro de agua fría. La incipiente cineasta eslovena no se enfrenta a su propio relato, dejando -en teoría- al espectador que lo haga por sí mismo; en la práctica, se siente como si lo abandonase, de forma agridulce, a su suerte. *******
'Siempre es invierno' - Es la primera vez que David Trueba adapta al cine una de sus obras literarias. Es, de hecho, la primera vez que una de sus obras es adaptada. Es lo único destacable, lo único que a la postre recordaremos de ella. La novela 'Blitz', publicada en 2015, se transforma en 2025 en esta dramedia romántica que no necesita ser más que lo que es. Porque hay películas que no necesitan ser más que lo que son; una suerte de cálido abrazo tan llevadero como ligero cuya humildad, carente de ambición o cinismo, es un principio y fin en sí mismos. Películas que cumplen a la medida de dicha humildad, sin prometer nada que no puedan cumplir; sin prometer nada que podamos considerar en alguna medida decepcionante. 'Siempre es invierno' es una película amable y honesta que uno disfruta, moderadamente si se ha molestado antes en leer y aceptar los términos y condiciones. ******
'The Souffleur' - Lucius Glantz, un veterano director de hotel en Viena, lucha por salvar su querido establecimiento del plan de un intrigante agente inmobiliario para demolerlo, lo que lleva a un choque de voluntades que afecta incluso a la famosa receta del suflé del hotel. Willem Dafoe es el principal protagonista, y prácticamente el único argumento de esta película de apenas 75 minutos de duración cuya interesante sinopsis acaba cayendo en saco roto... 75 minutos que parecen conformarse con "eh, tengo a Willem Dafoe de protagonista", sin desarrollar prácticamente nada. Como si fuera una pobre copia del cine de Quentin Dupieux pero sin la chispa, la gracia o el ingenio que el cineasta y músico belga tiene a menudo. 'The Souffleur' concluye con el ¿Y? en nuestra cabeza, en una película que más bien no pasa de sinopsis de "po bueno, po fale, po malegro". Eh, pero sale Willem Dafoe. ****
Continuará...
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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